I want it all and i want it now

Martin E.P. Seligman expone en su libro "Indefensión" que este estado psicológico se produce frecuentemente cuando los acontecimientos que se nos presentan son incontrolables, es decir, cuando no podemos hacer nada para cambiarlos y, por tanto, el resultado es independiente de nuestras respuestas voluntarias. Así no existe una contingencia entre la respuesta del sujeto y las consecuencias.

Según el autor, esta incontrolabilidad tiene sus consecuencias; a nivel motivacional, ya que el aprendizaje de la inutilidad de su respuesta hace disminuir el incentivo para responder, también origina distorsiones cognitivas ya que interfiere en el aprendizaje de respuestas efectivas cuando vuelven a aparecer sucesos controlables, y además ocasiona un incremento en la emotividad.
Todo esto lleva al estado de indefensión que, según Seligman, puede originar la depresión y angustia.

En la actualidad, sobre todo entre los jóvenes, se experimenta un estado de malestar, preocupación y furia, que muchos podrían denominar depresión existencialista.

Siempre me he preguntado por qué nuestras generaciones, que lo tienen TODO al alcance de la mano, se sienten tan vacías e insatisfechas.
Podemos conseguir sexo, diversión, cultura, drogas, música, cualquier estímulo intelectual... ¿por qué, si somos tan afortunados, nos sentimos vacíos y deprimidos?

Según Seligman es debido a la falta de contingencia entre las acciones y los refuerzos, es decir, no conseguimos todas esas distracciones como fruto de nuestro esfuerzo. Generalmente las podemos conseguir sin antes hacer nada para obtenerlas como recompensa, no son reforzadores de nuestra conducta. Por lo tanto no existe el sentido de dominio, utilidad y autoestima. Vivimos en una sociedad tan opulenta que rara vez tenemos que ganárnoslo.

Por eso siempre vamos a querer aquello que no tenemos y que nos cuesta conseguir, para que tengamos esa sensación de controlabilidad, dominio y la gratificación de conseguir algo por nuestros propios medios.